En este documento he intentado mostrar de una manera sencilla y comprensible algunas semejanzas que me encuentro a la hora de trabajar en estos tres deportes. Son reflexiones simples y quizás bastante obvias, pero pienso que pueden ayudar en el trabajo práctico con estos deportes (y para ponerlo de ejemplo con los deportistas).
En primer lugar, hay que decir que el golf y el tiro olímpico (con carabina y con pistola) son deportes básicamente de precisión. Ambos requieren la repetición continuada de un mismo gesto técnico (o similar) en cada momento. Los dos son deportes en los que la expresividad emocional del deportista se reduce al mínimo, no convienen las manifestaciones intensas de alegría, enfado, ánimo, “desahogo”, … todo porque desajustan el equilibrio mental del jugador, pero también porque están mal vistas por las reglas de etiqueta del deporte. El tenis es en esto diferente, porque sí permite la expresión de emociones de forma más natural, y en esto el fenómeno actual Rafa Nadal es un claro ejemplo.
Un aspecto que sí hace similares estos tres deportes es la realización de una rutina previa al gesto, que como todo el mundo sabe nos ayuda básicamente a concentrarnos. En el caso del golf, la rutina comienza al llegar a la bola, cuando el golfista mira qué golpe quiere dar, qué palo es idóneo, visualiza el golpe desde atrás, hace una serie de swings de ensayo, se coloca, mira el objetivo y golpea. En el tiro de precisión (no en el plato), la repetición de pasos comienza a partir de poner el balín o la bala en el arma, hacer una última respiración profunda para tomar aire, ajustarse la carabina al cuerpo o la pistola en la mano, sigue con el establecimiento de la puntería, y termina con el disparo. Algunos tiradores hacen algún paso intermedio para asegurar una buena posición antes de disparar, o para comprobar que están ajustados. Y así lo repiten cada vez, durante todo el entrenamiento y competición.
En el tenis, el único gesto en que el jugador comienza el juego, y prepara con el tiempo que quiere es el saque, y en cierto modo se puede ampliar al resto. En estas acciones, el tenista también sigue una rutina de preparación, que suele comenzar cuando se acerca hacia la línea de fondo de la pista. De hecho, cuando el jugador bota la pelota o mira lo contrario, está concentrándose y cogiendo información para actuar.
Los golfistas jóvenes, de preparar el golpe, lo llaman “pensar el golpe”, y así cuando no se han fijado suficiente dicen que “no he pensado bastante el golpe”. En los otros deportes, aunque no hay expresiones características, pienso que se podría aplicar la misma frase: intenta pensar sólo en el disparo, o en el saque, y no pensar en nada más. Y en caso de distracción, repite la rutina.
En los tres deportes, hay un espacio de tiempo que separa cada ejecución. Y que permite regular para estar en buenas condiciones para actuar. Este tiempo también se puede “ritualizar” bastante, sobre todo en el tiro olímpico y en el tenis, en el que se puede llenar con una breve reflexión sobre la acción anterior, una pequeña relajación o respiraciones profundas, y corta preparación para el disparo / punto / golpe siguiente. Aquí ya no se trata de repetir mecánicamente las mismas conductas, sino de incluir las variaciones necesarias, pero manteniendo unos hábitos mínimos que son siempre imprescindibles. Esto lleva a los tiradores a mantener el deseado por ellos “ritmo” entre disparos, y un hecho similar lo encontramos en los tenistas cuando comentan que quieren “bajar el tempo” del partido (tomándose más tiempo entre puntos), o “subir- el “(disminuyendo el tiempo, normalmente cuando están ganando).
Otra semejanza entre los tres deportes se encuentra en las técnicas de ajuste de la tensión que se pueden utilizar en todos ellos. En este espacio de tiempo que comentábamos, los deportistas gestionan su tiempo para hacer, en el caso de los golfistas, algunas respiraciones, relajar músculos o pensar en algunas cosas positivas. Los tiradores hacen igualmente cosas muy similares (respiran lentamente, miran el suelo, …), y los tenistas ajustan el cordaje o caminan poco a poco hasta la línea. Todos ellos hacen conductas similares en este espacio de tiempo.
Otro aspecto que equipara los tres deportes es la influencia de los puntos perdidos. Cuando el deportista falla, es consciente de que ha perdido un punto o golpe, y en ocasiones se queda enfadado o lamentándose del error cometido. Este pensamiento repetitivo le impide centrarse en la siguiente ejecución, y así el golfista comenta que “me he distraído algunos agujeros seguidos por culpa de aquel golpe”, y el tirador dice “He arrastrado aquel 8 durante media competición”. El tenista, por su parte, afirma: “he acusado aquellos puntos en los 3 juegos siguientes”. Ante esto, los psicólogos acostumbramos a enseñar técnicas de control de los pensamientos, olvidando el golpe / rasgo / punto ya perdido, y centrándose en el siguiente. Una frase bastante dicha en tenis se “Punto siguiente”, como indicación para centrarse ya en ello.